Monumento al Comienzo de la Guerra de Independencia
Voceros Incansables / Félix Fernando Baños
Por fechas, le habría correspondido a esta columna aparecer el 16 de septiembre, pero ese día no se imprimió “Vallarta Opina” por ser uno de los feriados de descanso obligatorio señalados por la Ley Federal del Trabajo. Así que, aunque hoy termine el mes, continuamos la celebración de las Fiestas Patrias.
Los dos monumentos que las conmemoran en el Centro, se encuentran en el parque Hidalgo. Uno, la estatua de Hidalgo, se instaló allí en 1958, siendo la primera escultura cívica que hubo en Puerto Vallarta. El otro, del que nos ocuparemos ahora, se inauguró en 2010, para festejar el bicentenario del comienzo de la guerra con que México se independizó de España, acontecimiento que tuvo lugar en la mañana del 16 de septiembre de 1810, cuando el párroco del Pueblo Nuevo de Los Dolores, bachiller don Miguel Hidalgo y Costilla, la inició con su arenga en el atrio de su parroquia, arenga que conocemos como “el Grito de Dolores”. De la culminación de esa guerra, el 27 de septiembre de 1821, que fue cuando realmente nos volvimos independientes, no hay aquí monumento, y parece que no existe ninguno en todo el territorio nacional.
La escultura se encuentra a la mitad del parque Hidalgo, en la parte contigua a la avenida México. Representa un águila en vuelo. Su elemento constructivo fundamental es un paralepípedo -que figura el cuerpo-, construido con una caja plana, sobre la que se asienta el volumen romboidal de la cabeza. Las alas desplegadas, con las puntas hacia lo alto, son tres planchas de acero de diferente tamaño, soldadas entre sí.
El águila está instalada sobre un plinto de concreto, revestido de placas de piedra, cuya planta tiene forma de una “C” angulada, con los extremos que se cierran al frente. El plinto se encuentra en el centro de una fuente circular, la que, a su vez, se asienta sobre una plataforma cuadrada de concreto en su color natural.
La escultura se hizo con láminas de acero soldadas y pintadas de color verde bandera, con instalación eléctrica para una lámpara votiva, puesta en la parte posterior. La lámpara está formada por dos láminas de vidrio, dispuestas perpendicularmente entre sí, y sostenida por una base semiesférica de concreto, soportada, a su vez, por un tubo metálico.
El plinto y la fuente, de donde surge la escultura, se construyeron con sillares de la piedra oscura característica de Guadalajara, y tiene instalación hidráulica.