El cáncer en la infancia no quita la inocencia
Medicina Familiar / Dr. Marco Antonio Inda Caro / Médico de Familia
Le decía a su mamá que ya no corría igual que el resto de sus amigos, y que se sentía muy débil, de tan solo 10 años pasaba la tarde encima de la bicicleta; había acudido ya con su médico restándole poca importancia a su malestar, agregando que en las noches presentaba sudoraciones, hasta que un día aparecieron algunos moretones por encima de su cintura.
Le decía su médico: “Esos moretones sí son de que pensar, ya que las manchas por equimosis (moretones) que aparecen por encima de la cintura cuando no había un antecedente de golpe, hablan de una fragilidad capilar…” Se le mandó a hacer sólo una biometría hemática corroborando una alteración franca, tanto en la cantidad como el aspecto de los eritrocitos, y el resto de los elementos de la sangre sospechando una leucemia.
Desde el inicio de este sexenio, ha habido mala intención de las cúpulas transexenales que dominaban el mercado farmacéutico, apoderándose del suministro, almacenamiento y distribución de los medicamentos, incluyendo los oncológicos, atrasando evidentemente el manejo oportuno del tratamiento, y por ende, el pronóstico de sobrevida de estos pacientes, como el caso de Ana Lucía, niña con cáncer que viajó al extranjero para recibir su tratamiento muriendo en Suiza.
Dijo la madre de este pequeño: “Mi hijo quiere continuar jugando, pero por las quimioterapias el pelo se le cayó y su piel tomó un color diferente, a veces lo veo triste y desanimado, se pasa ya más tiempo acostado viendo tele y asomándose por la ventana. Cuando escucha el ruido de sus compañeros, se anima cuando vienen a visitarlo, aunque el ánimo regresa, sabe que es algo momentáneo.”
La Dra. Fátima Sánchez Monteón, médico pediatra oncólogo, es muy sensible con los niños y la familia sobre estos temas, “Los programas y alcances de estos pacientes aquí en México últimamente se llevan a cabo con dificultades en relación al tratamiento médico, no al diagnóstico, ya que cuento con las herramientas necesarias para su protocolo.”
Comenta la doctora que en ocasiones se ha topado con la necesidad de obsequiar sus honorarios médicos por lo difícil y costoso, “Pero no me detienen, sé que el camino de una familia con cáncer es muy espinoso, ya que a cualquier edad es difícil, pero es más doloroso en los niños, porque dejan de jugar y de reír, su figura físico emocional cambia totalmente, el dolor se vuelve áspero, inocuo y sin aprensión, ya que dejan de sentir hasta el momento de que una aguja se introduce en su piel rasgando los tejidos, al principio lloran y con el tiempo ya no hay miedo a las agujas, al momento de compartir sus cuartos con otros niños con cáncer, lo grotesco de la enfermedad deja de ser una calamidad para volverse un niño más con cáncer en la infancia.