Convulsiones por fiebre
Vanefropedia / Dra. Vanessa A. Parra Estrada / Nefróloga Pediatra / @vanefropedia
Las convulsiones por fiebre son la causa más común de convulsiones en la infancia. Las crisis convulsivas o epilépticas consisten en movimientos temporales involuntarios de inicio súbito de una parte, varias o todo el cuerpo, acompañado generalmente de pérdida de la consciencia. Las convulsiones febriles son episodios de convulsiones que ocurren cuando una niña o niño pequeño tiene fiebre que supera los 38.3º (más común >39º).
La etapa de riesgo para sufrir una convulsión febril es de los 6 meses a 6 años, siendo la edad de presentación más común 18 meses-2 años.
¿Por qué ocurren las convulsiones febriles?
De manera general, las convulsiones son secundarias a alteraciones en la conducción eléctrica del cerebro. Se cree que el aumento de la temperatura del cuerpo provoca irritación y alteración eléctrica cerebral, sobretodo en cerebros inmaduros y en desarrollo como es el caso de los niños pequeños.
Aunque también existen otras causas, por ejemplo, la tendencia genética, situaciones ambientales, incluso el tipo de infección causante de la elevación de la temperatura. Las crisis convulsivas febriles son más comunes en infecciones virales como Influenza A o B, Rinovirus, Rotavirus.
Es importante destacar que existe riesgo de recurrencia. El 30-50% de los niños que presentan una crisis febril vuelven a presentar otra al siguiente episodio de fiebre.
¿Hay manera de evitarlas?
Como tal no es posible saber si tu hijo o hija tendrá una crisis convulsiva febril a menos de que haya presentado un evento previo, tenga antecedentes familiares (padres o hermanos que convulsionan por fiebre) o diagnóstico de epilepsia.
La medida preventiva más recomendada sería el manejo adecuado de la fiebre, iniciar antipiréticos o medicamentos para la fiebre (paracetamol, ibuprofeno) a dosis correctas y de preferencia prescritas por un médico desde el inicio de la fiebre, además del control térmico en casa como meterlos a bañar, colocar toallas o telas mojadas en su cuerpo y no “sobre-arropar”.
Aunque ver a un niño convulsionar por fiebre puede asustar y parecer una enfermedad grave, la mayoría no necesita tratamiento para las convulsiones, no causan ningún otro problema de salud y no necesitan estudios cerebrales, pero recuerda que cada caso es particular y siempre consultar a tu pediatra.