¿Tengo lo que se necesita para arrancar un negocio?
Empresa Familiar / José Mario Rizo Rivas
El camino del emprendimiento puede ser solitario, difícil y lleno de obstáculos, pero también tienen momentos que nos llenan de dicha, satisfacción y orgullo.
¿Alguna vez han leído la fábula de las dos hormigas? Está basada, según entiendo, en una historia que aparece en el libro ‘Cuando el desierto florece’, del escritor indio Prem Rawat, y pueden encontrarla fácilmente en internet. La historia va más o menos así:
Una hormiga vivía en una montaña de azúcar. La otra, en una montaña de sal. La hormiga que vivía en la montaña de azúcar vivía feliz; la otra no tanto, pues siempre tenía una terrible sed después de comer. Un día, la hormiga de azúcar invitó a la hormiga de sal a conocer su casa, pues ésta no conocía lo que era el azúcar. Antes de partir, la hormiga de sal decidió llevar en su boca un poco de sal, por si acaso el azúcar no le gustaba. Al llegar, la hormiga de azúcar le ofreció a su invitada un poco de azúcar, pero como la otra tenía sal en la boca, el azúcar le supo a sal. ¿Cuál es la moraleja? A veces, cuando nos aferramos a lo seguro, perdemos de vista las nuevas oportunidades, entre ellas las cosas dulces de la vida.
Ningún fundador nace con todas las habilidades ni con todas las respuestas, y muchos de ellos no quieren empezar el camino del emprendedor hasta no asegurarse de tener la idea perfecta. Esto es un mito: la idea perfecta no existe. No se trata de la calidad de la idea, sino de la calidad de quien la ejecuta.
¿Cómo sé si estoy listo para arrancar un negocio?
Hay varias habilidades técnicas que distinguen a los buenos emprendedores; sin embargo, esto no es suficiente. El mundo tiene muchos programadores que intentaron emprender en su momento y no lo lograron, aunque tenían grandes ideas, el conocimiento y, además, la capacidad de construir cualquier aplicación. Creo que para saber si alguien está listo para arrancar un negocio, lo que hace falta es entender lo fundamental:
1. Si tienes la motivación: Haciendo una analogía, la motivación es como el aceite que echamos en el motor. Con este lubricamos sus piezas y permitimos que sigan funcionando, mientras que la disciplina es el trabajo que dedicamos, es la gasolina, aquello que de verdad permite que las cosas se muevan.
Piensa cuáles son tus propios motivos. Esto, no es tarea fácil, pero nos pueden ser de gran utilidad para iniciar y encaminar nuestro proceso de emprendimiento. Este momento es conocido como la etapa cero del emprendimiento.
¿Qué te motiva a tener la iniciativa y la decisión para emprender?
Ningún negocio será exitoso sin una buena razón para empezar y continuar con él.