La motivación no es infinita, pero es renovable

Empresa Familiar / C.P.C y M.I José Mario Rizo Rivas

La motivación es como una batería. Primero hay que aprender cómo hacer para cargarla, y luego aprender a gestionar esa carga todos los días

La motivación es como una batería. Primero hay que aprender cómo hacer para cargarla, y luego aprender a gestionar esa carga todos los días.

François Proust afirma que: “Motivar permite invertir el sentido de la energía”, es decir, la motivación que nos anima no solo renueva nuestra energía, también la transforma.

En 2009, Dan Pink se paró en el escenario de TED y explicó por qué nuestras nociones tradicionales sobre la motivación están obsoletas: Una serie de estudios realizados en diferentes partes del mundo por instituciones tan reputadas como el MIT y la Escuela de Economía de Londres, demostró que las personas tienen un peor desempeño cuando se les ofrecen recompensas económicas como incentivo para aumentar su productividad…. bueno, no exactamente.

Todos hemos escuchado, alguna vez o de alguna forma, la fábula que dice que para que el burro tire del carro hay que ponerle una zanahoria por delante. No muy lejos de él, para que sienta que la pueda atrapar; no muy cerca, para que nunca la pesque. Resulta que esta idea funciona, pero solamente cuando se trata de tareas mecánicas, donde de antemano sabemos la solución y solo hace falta una ejecución eficiente. Pero para tareas que requieren del pensamiento creativo o del pensamiento crítico, el experimento demostró que las recompensas, lejos de aumentar la productividad, la sabotean. Este experimento tiene más de 10 años.

Motivación intrínseca: busca la zanahoria dentro de ti

La solución, según Dan Pink, tiene que ver con que las recompensas no deben ser externas. Lo que realmente motiva a las personas son tres cosas:

Un sentido de propósito: Saber que lo que hacen tiene valor, que es relevante, que importa.

Autonomía: El deseo de dirigir nuestra propia vida.

Maestría: El deseo de volverse cada vez mejor en algo que importa.

¿Suena familiar? Estos factores son exactamente lo que las nuevas generaciones han estado pidiendo a sus empleadores ya desde hace tiempo. Y podemos estar seguros de que estas preocupaciones no nacieron con la mal llamada “generación de cristal”. Cuando el estudio que menciona Pink se llevó a cabo, los primeros millennials apenas se habían graduado de la universidad. En esta nueva normalidad que estamos viviendo, mantenernos motivados es un gran reto, por lo que tenemos que ser más astutos para gestionar nuestra motivación y mantenernos productivos. La capacidad de elegir nuestra reacción, ante una persona o evento que nos afecta, es clave para conservar nuestra energía y es la mejor manera de mantenerse motivado a pesar de todo lo que suceda de manera interna o externa.

Cómo llenar el tanque de la motivación

Imaginemos entonces que ya tenemos en la bolsa estos tres factores: propósito, autonomía y maestría. ¿Quiere decir que ahora tendremos motivación infinita? No. Nuestra motivación nos da la energía necesaria para hacer las cosas, para trabajar, y como bien sabemos, todos tenemos una cantidad finita de energía. En el día a día hay tareas que nos entusiasman, mientras que hay otras que nos dejan agotados. Por lo tanto, hay días donde tendremos más motivación y días que no. Es así como cada quien debe aprender a administrar su batería. Una técnica ideal para administrar la motivación es la teoría de las cucharas, una metodología que originalmente fue diseñada para ayudar a personas neurodiversas a ser productivas. El fracaso proviene más a menudo de la falta de energía que de la falta de recursos.

Imagina que tienes 10 cucharas. Cada cuchara representa una porción de la energía que tienes disponible cada día para completar un cierto número de tareas al día. Pondré dos ejemplos: tener una reunión con un cliente para negociar un descuento es la primera tarea, y la segunda es actualizar los datos de una hoja de Excel. La primera tarea te roba mucha energía porque se te dificulta socializar, y la segunda te encanta porque amas ordenar datos en Excel. La primera tarea equivale entonces a 6 cucharas y la segunda solo a 2. ¿Cuánta energía te queda para el resto del día? El equivalente a 2 cucharas. Si puedes organizar tus tareas semanales para solo usar tus 10 cucharas cada día (por ejemplo, no agendar 3 citas con clientes el mismo lunes), evitarás el desgaste, el agobio y, a largo plazo, el burnout. ¿Suena mejor que la teoría del burro y la zanahoria, no es así? No hay mucho más que decir. Te invito a que ordenes tus cucharas en este mismo momento. ¡Mucha suerte!