AMLO sí cumple
Hablemos en Serio / Javier Orozco Alvarado / Investigador de El Colegio de Jalisco, A.C.
A lo largo de mi carrera personal y profesional, siempre he sido simpatizante de proyectos de amigos y de partidos políticos que se han identificado con visiones progresistas o nacionalistas en alguna etapa o circunstancia de su historia.
Nunca fui o he sido simpatizante de la tecnocracia neoliberal desde su aparición en México durante la década de 1980. He coincidido con corrientes nacionalistas de donde emanaron personajes como Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y Andrés Manuel López Obrador, cuyo pasado es de muchas luchas por la democratización al interior de los partidos y de la política nacional.
Aunque la antidemocracia y el sectarismo siguen prevaleciendo al interior de casi todos los partidos políticos, incluyendo Morena; el reciente ejercicio de la revocación de mandato es un reflejo del interés del presidente Andrés Manuel por avanzar en la democratización del país, en la creación de condiciones para reformar el INE y eliminar los diputados y senadores plurinominales, quienes representan un alto costo económico para la sociedad.
El que hayan salido a votar cerca de 18 millones de mexicanos, a pesar de que el INE no promovió el proceso, y que solo se instalaron una tercera parte de las casillas; fue sorprendente constatar que, prácticamente, 9 de cada 10 mexicanos manifestaron su aceptación de que continúe gobernando el actual presidente de la república.
Y es que no sólo está cumpliendo con su compromiso de democratizar el país, sino también con las reformas que le devolverán a México el control de empresas y sectores estratégicos para la economía nacional, como la reforma eléctrica y la producción petrolera.
Tanto la construcción y terminación del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) en el plazo contemplado, así como las obras del Tren Maya, la refinería Dos Bocas y el Corredor Interoceánico serán no sólo las grandes obras del sexenio, sino el despegue del verdadero desarrollo económico y social de nuestro país.
Como nunca, ningún presidente había hecho tanto por México ni por su gente, pues si hacemos algo de historia y de los resultados de los expresidentes, podemos decir que lo más destacado de Carlos Salinas fue la firma del Tratado de Libre Comercio, la privatización de la riqueza de la nación, la reforma agraria para privatizar la propiedad ejidal y el levantamiento armado del EZLN en Chiapas.
A Ernesto Zedillo le tocó la peor devaluación del peso, el endeudamiento indefinido del FOBAPROA y el desmantelamiento y privatización de los ferrocarriles nacionales.
Vicente Fox prometió realizar y completar los grandes ejes carreteros verticales y horizontales, los cuales concluyó prácticamente al final de su sexenio, con lo que surgió un nuevo sistema de cobro de elevadas cuotas de peaje.
Con Felipe Calderón se anunció el proyecto de creación de la primera gran refinería después de treinta años de no construir ninguna, para lo cual destinó 620 millones de pesos y sólo entregó al final de su sexenio las bardas perimetrales del terreno donde se construiría.
Pero la debacle llegó con Enrique Peña Nieto, quien se comprometió a construir vías férreas que conectarían a la ciudad de Guadalajara con Aguascalientes y Yucatán con Quintana Roo, lo cual nunca se concretó. O qué decir del proyecto del tren de alta velocidad que reduciría costos y tiempos de traslados entre la Ciudad de México y Querétaro, el cual quedó parado cuando se descubrió que los desarrolladores del tren le habían construido la casa Blanca a su esposa Angélica Rivera.
En fin, por eso es bueno preguntarnos si AMLO, al igual que los demás ex presidentes, ha cumplido o está cumpliendo sus compromisos con el pueblo de México; para poder entender el porqué de su gran aceptación en el ejercicio del reciente proceso de revocación de mandato.