Un maravilloso día en mi vida
Consejos de una abuelita moderna
Por un México mejor
Al terminar el año y pasar a saborear tamales y atole tradicionales en febrero dos, un hermoso niño sin pelo observando las maravillas de la Madre Naturaleza, se quedó extasiado tirado en el césped, viendo una increíble nube blanca, viajando por el mismo cielo, que cambiaba su forma, de un bellísimo corcel, a un espectacular centauro y sonriendo le dijo al mismo Dios: Gracias Dios mío por mostrarme tanta belleza creada para que todos tus seres humanos la disfruten como lo hago yo.
Extasiado continúo… Gracias por el espectacular azul del cielo; el diferente verdor de las plantas y pasto; los fantásticos y diversos colores y formas de flores; por mis fabulosos ojos que pueden distinguir tanta belleza realizada para mí; por mis manos que pueden jugar en éste caudaloso riachuelo de agua fresca y que corre cual un joven deportista olímpico sin salirse de su cauce; gracias porque aún puedo llenar mis frágiles pulmones con éste oxígeno tan puro en éste mágico lugar rodeado de árboles frutales y pinos tan grandes que jamás podré alcanzar…
De pronto dejó de observar porque se distrajo al escuchar unas palabras obscenas de un grupo de jóvenes que pasaron corriendo junto a él, tirándose entre ellos unas llantas, y los tres Ángeles del cielo que gozaban viendo a su hermoso ángel terrenal rezando, y agradeciendo a Papá Dios, por poder disfrutar tanta belleza; se sintieron angustiados por su actuación inhumana y sin ningún respeto para con el niño sin pelo, brincando tal expertas gacelas de un lado al otro lado del riachuelo, comenzaron a tirar unas llantas destrozadas y con unos espantosos gritos, comenzaron a quemarlas…
Al observar el niño sin pelo esa actuación indigna, comenzó a toser por el humo provocado por un juego absurdo y, desesperado vio cómo una nube negra se adueñaba de su fabuloso cielo azul…
Con una decisión indescriptible, el hermoso niño sin pelo se enfrentó ante el destructor grupo de quince jóvenes gritando: ¡Basta, no más! …
¿Quién eres tú para decirnos BASTA?… Reclamando todos los jóvenes, tratando de intimidar…
¡Un amante de la maravillosa Madre Naturaleza, que ustedes no han sabido respetar! … Dijo el niño parándose en medio de todos, quienes se quedaron admirados ante la valentía y fortaleza de esa frágil criatura…
Y el líder de todos, no podía creer lo que sus ojos veían y sus oídos habían escuchado. Avergonzado le dijo: Sólo venimos a éste lugar para pasar el rato divirtiéndonos.
A lo que el frágil niño comentó: Amigos, les puedo pedir un gran favor, ¿Por qué mejor no se sientan para que escuchen algo que quiero decirles?… Pero antes, ayúdenme por favor a apagar el fuego para que logremos respirar sin toser, y nuestros pulmones reciban un aire más limpio y saludable…
Y así lo hicieron entre todos; una vez apagado el fuego, se sentaron alrededor del niño, mientras uno de ellos prendía un cigarro de mariguana, que empezó a ofrecer a todos y… cual no sería su sorpresa al palpar que el frágil niño le estiró la mano para pedirle que por favor se lo diera y el joven sonriendo en forma burlona, se lo dio…
Apagando el cigarro, tiernamente expresó: Tengo Cáncer, pero siento tristeza, viendo cómo ustedes sanos fuertes se autodestruyen, mientras yo lucho para tener un día más favorable. Recuerden siempre NO IMPORTA CUÁNTO VIVAN, SINO CÓMO LO HAGAN, por favor, cuídense, protejan a sus semejantes, valoren la naturaleza porque dependemos todos de ella. Y… ¡Todos recapacitaron!
En homenaje a todos mis Ángeles Terrenales del Grupo Canica.
Cariñosamente Ana I.