La disciplina, el sólido camino al éxito
Empresa Familiar / Por C.P.C. y M.I. José Mario Rizo Rivas
“Somos el resultado de lo que hacemos repetidamente. La excelencia, entonces, no es un acto, sino un hábito”. Aristóteles
La disciplina podrá no ser el valor más vistoso o vendedor, pero es un hábito fundamental para lograr el éxito de una empresa. No hay sustitutos para ella.
Llegar a tener una empresa, lograr un objetivo trazado es una hazaña celebrada y compartida con todos, pero el proceso para llegar a ello no siempre se ve. Tras estos éxitos, es muy común que hay pasión, esfuerzo, orden y disciplina.
La disciplina es una capacidad necesaria para poder llevar a cabo todos esos planes importantes para nosotros. No solo se trata de obedecer todas las reglas, sino ser constantes con los pasos que damos en el camino que vayamos a recorrer.
Tienen razón quienes afirman que ser disciplinado no es sino ser constante. Me gusta imaginar la disciplina como una fuerza interna que nos mantiene firmes y disipa los espejismos que pueden apartarnos de nuestras metas. Al emprender un nuevo proyecto, cualquiera que este sea, generalmente lo hacemos al calor del entusiasmo. Las emociones, aunque inspiradoras, suelen desvanecerse al poco tiempo. Por eso, si a ese primer empuje visceral no añadimos el hábito del compromiso y la constancia —incluso cuando todo parece estar en contra—, las probabilidades de salir victoriosos resultan escasas.
Cuenta un viejo relato que en un pueblo vivían dos tejedores cuyo sueño era urdir una tela perfecta. El mayor de los dos era meticuloso y entregado, nada lo distraía. El de menor edad tenía un talento idéntico, pero siempre buscaba el camino más corto. Un día, escucharon hablar de un telar mágico capaz de producir telas inigualables. Entusiasmado, el menor se marchó para encontrarlo. Su compañero, en cambio, decidió persistir y continuó tejiendo con paciencia y destreza. Después de mucho tiempo y años de repetir los mismos movimientos, consiguió elaborar una tela exquisita. Poco después, el que se había marchado y ahora regresaba sin ninguna ganancia (el telar fabuloso era un engaño), contempló aquel trabajo y entendió que de haber persistido un poco más habría logrado urdir algo igual de grandioso.
La disciplina es uno de los valores fundamentales de cualquier empresario, pues es la base para que el resto de sus talentos florezca. Así lo explico en mi libro Todos Ganan: la disciplina actúa como un filtro que discierne lo fugaz de lo valioso; de ella depende que el líder empresarial sepa diferenciar calidad de cantidad, optando por proyectos y relaciones que demuestren un potencial real a largo plazo. Este enfoque selectivo no solo garantiza un crecimiento sostenido, sino que construye una reputación sólida e induce el desarrollo de una conciencia que, al plantearse objetivos asequibles y tomar decisiones informadas, evita las malas decisiones que conducen a callejones sin salida.
La disciplina es, además, un bálsamo para la resiliencia empresarial. El camino hacia el éxito, todos lo sabemos, no está exento de obstáculos y desilusiones, y allí es donde, de nuevo, se convierte en el soporte que nos permite seguir explotando el resto de nuestros talentos. Los empresarios disciplinados entienden que el fracaso es una lección y no una sentencia insuperable, y saben mantenerse estables no obstante los tropiezos, entendiendo que cada descalabro es en realidad una oportunidad para seguir creciendo. De ese modo resisten las crisis y las sacudidas del mercado; adaptándose a nuevas circunstancias a través de maniobras que combinan pasión e inteligencia. En pocas palabras, son resilientes.
La disciplina es, además, una cualidad universal: funciona en cada ámbito de nuestra vida y en cada área de la empresa. Es una filosofía que está presente en cualquier actividad que genera valor. En suma, es más que un atributo que conviene a una empresa. Es la piedra angular sobre la que se asientan valores perdurables. En un mundo caracterizado por el dinamismo y los cambios constantes, es el hábito que dota al éxito de su mejor cualidad: la sostenibilidad. “Las cosas difíciles requieren un largo tiempo, las cosas imposibles un poco más. “ André A. Jackson