De política, análisis deportivo y realidad enajenante

Podemos exigir un buen gobierno, pero este saldrá más fácilmente si hay cada día mejores ciudadanos, ayudémonos a nosotros mismos y las consecuencias buenas vendrán como consecuencia

Por: Dr. Jesús Cabral Araiza

Hoy en día parece que tenemos mucha prisa por hacer las cosas, ¿cuáles cosas? Todas, pues si observa, ya no nos tomamos el tiempo para observar el paisaje, llevamos mucha prisa para hacer todo. Y aunque esto es más evidente en las grandes ciudades, las ciudades medias o pequeñas como nuestro Vallarta, no son la excepción.

En esta vorágine de cosas y de prisas, vemos cómo los programas del llamado “análisis deportivo” han tomado cada vez más horas para dicho “trabajo”, pero quizás se esté preguntando ¿a dónde quiero llegar con estos dos temas? Pues bien, no es casualidad que el tiempo banal que se toman los expertos en deportes no nos lleve a nada realmente productivo. ¿O acaso de verdad piensa que saber si fue penal o no, o si entro el gol o no, o si el árbitro favoreció a alguien o no, y muchos más etcéteras nos llevan a algo productivo y práctico para sobrellevar la vida y los retos que nos representa salir adelante, producto de nuestro trabajo honrado?

La respuesta tiene que ser un rotundo NO. Y es que la enajenación que cobra cada día más fuerza, lo es porque cada día somos más ingenuos, nos gusta regodearnos en nuestra zona de confort y no cuestionar críticamente lo que nos hacen consumir como “información valiosa”. En dicho sentido, información valiosa sería aquello que me ayuda a ser mejor persona, a ser un mejor ser humano, sea padre, hermano, amigo pareja o ciudadano en general. Si de algo me sirviera tanta información deportiva, ya seríamos un país de atletas de alto rendimiento.

Por lo tanto, si usted está realmente interesado en el deporte, practíquelo, no lo vea en la TV, los beneficios sobra decirlo, serán inmensamente diferentes si hace algo por su salud por medio del deporte, en lugar de estar frente a una pantalla que sólo lo aletarga y lo adormece…y eso no es deporte.

Pero si nos faltara algo más al respecto de actividades idiotas y enajenación, tenemos las ya inminentes campañas políticas de muchos de nuestros candidatos “estrellas”. Entre los cuales tenemos a los que reconocen que “roban poquito”, hasta los que hacen gala de su ausencia o de su abundante ignorancia sobre temas de cultura general, temas de economía, o simplemente no saben ni por qué están en la política, salvo porque ayudan a un amigo o compadre, o quieren servirse de los beneficios de un puesto de representación social.

Y es que el nivel de hartazgo que tenemos los mexicanos parece que está llegando a su límite. Pero dentro de todo ello hay algo que me parece que es más importante que la simple crítica para quien lo hace mal. Le propongo una manera diferente de abordar el tema. Qué le parece que de hoy en adelante el lugar sólo de criticar a los personajes antes señalados, nos dedicamos a ser mejores nosotros, los ciudadanos de a pie, los que todos los días trabajamos sin pensar mucho en el siguiente día, los que vivimos al día precisamente.

Pero seguro se preguntará, si eso ya lo sé, ¿ahora cómo hago para ser mejor?, veamos: ¿Ya es un ciudadano que día a día trata de ser ejemplar? ¿Tira la basura los días señalados y en su lugar? ¿Cuida su entorno natural? ¿Cuida de los animales y las plantas, de los mares, de los ríos, de la montaña? ¿Qué ha hecho hoy por otra persona? ¿Recicla? ¿Pone el ejemplo? ¿Hace deporte y no tiene vicios mortales? ¿Lee regularmente cosas productivas? ¿No abusa de ver televisión o usar redes sociales sin finalidad productiva? ¿No cuestiona la vida de los demás y primero revisa la suya?

Quizás a estas alturas ya me está odiando o cuestionando si ello es posible. Pero póngase los estándares que sean necesarios para que se dé cuenta qué tan buen ciudadano y qué tan productivo es. La realidad es que estas preguntas que le hago deberán ayudarle a entender que las próximas elecciones no servirán de nada a quien elijamos, si nosotros, los casi ciento veinte millones de mexicanos, no somos mejores. No hay ni habrá gobernante eficiente si el pueblo no se exige a sí mismo, no solo a ellos. No hay caudillo que alcance si nosotros no somos ciudadanos de bien, ¿no cree usted? Claro está que podemos exigir un buen gobierno, pero este saldrá más fácilmente si hay cada día mejores ciudadanos, ayudémonos a nosotros mismos y las consecuencias buenas vendrán como consecuencia.