Ni criticar por criticar, ni callar por agradar

Empresa Familiar / Por C.P.C. y M.I. José Mario Rizo Rivas

Empresa Familiar Mario Rizo Experto y escritor de libros sobre empresas familiares y gobierno corporativo @mariorizofiscal

“Para evitar ser criticado, no digas nada, no hagas nada, no seas nada”. Elbert Hubbard

Como esculpir o pintar, criticar y ser criticado es un oficio al alcance de todos… pero dominado por pocos.

Cuenta una fábula china que un aclamado escultor trabajaba en un ave fénix. Antes de que el trabajo estuviera terminado, un par de campesinos vieron la escultura estando aún lejos de lo que la reputación del escultor permitiera esperar; lejos de parecer un ave fénix. Estos dos hombres no dudaron en reírse a carcajadas, de hablar mal del escultor por todo el pueblo.

Días más tarde, el ave fénix estaba terminada; quedó bellísima. Parecía tallada en esmeralda y, ¡podía volar! La incredulidad abrazó a los críticos y el pueblo pasó de la burla al elogio.

Al leer esta historia, me quedé pensando en que el esculpir es como criticar y ser criticado; ambos son artes sumamente complejos. Cualquiera puede ver un trabajo completo o en proceso, incluso cualquiera pudiera intentar esculpir, pero son pocos los que puedan realmente crear una pieza con la gracia y dexteridad de un artista.

Las críticas son algo similar. Todos mantenemos opiniones sobre todo lo que vemos, hacemos, escuchamos, etcétera. Esto es parte de nuestra psicología. Esto nos ayuda a saber si algo es sano o no, si es deseable o indeseable, si es correcto o incorrecto, seguro o inseguro… Es cuestión de supervivencia.

Sin embargo, que todos podamos emitir estos juicios y opiniones no significa que seamos ágiles haciéndolo. Y también que si todos opinamos, habrá opiniones sobre nosotros. Cuando estas opiniones se convierten en críticas, es decir, en comentarios sobre lo que no está bien, que no hemos hecho de forma correcta, el juego se complica.

He observado que es común encontrar personas que, como los campesinos de la fábula, participan prontos y gustosos de la crítica, frecuentemente, desinformada y sin afán de ayudar al otro a mejorar. Por supuesto, el valor de estos comentarios suele ser bajo. Pero igual de poco valioso puede ser un comentario de alguien que reconoce que existe algo que mejorar y decide ignorarlo y dar un elogio.

Reconocer fallas y saberlas comunicar asertivamente es esencial para el manejo de cualquier tipo de relación, y, sobre todo, en el ámbito laboral. En el contexto de una empresa familiar, se maneja el doble riesgo de dejar pasar errores de trabajo por evitar incomodar a alguien y de temer dañar una relación interpersonal valiosa, es decir por llevar la fiesta en paz.

Es esencial que cualquier líder practique formas asertivas, respetuosas y oportunas de brindar crítica constructiva que busque siempre mejorar y solucionar situaciones sin caer en faltas de respeto o desacreditaciones personales. También es muy importe señalar lo bueno, Ernest Hemingway remarcaba la importancia de “hablar sobre lo que hay en vez de lo que no hay”. Aplicado a los juicios, un primer paso para deshabituarse del mal hábito de criticar y censurar es prestar atención solo a los aspectos positivos de los demás. En lugar de ver los defectos de las personas que nos rodean, podemos resaltar aquello que sí hacen bien e incluso comunicárselo para reforzar este tipo de actitudes.

Así como el líder debe poder criticar de forma íntegra y respetuosa, debe también promover el flujo bidireccional de críticas. El ser humano que no se equivoca y no tiene nada que aprender no existe. El líder que no cuenta con un equipo que le ayude a ver sus errores está perdido. No es raro notar que cueste trabajo criticar a un directivo y que esto pueda suceder depende en gran medida de la cultura de la retroalimentación que los líderes fomenten y la capacidad que estos mismos tengan para separar la crítica del ataque personal. El líder puede simplemente pensar en que el equipo mantiene ojos frescos que ven lo que él no, justo como él ve errores que el equipo podría haber dejado pasar. “Del escuchar procede la sabiduría, y del hablar el arrepentimiento.” Proverbio italiano

Fríamente, ningún líder gusta de trabajar con personas “sabelotodo” que lo que no han aprendido a hacer es reconocer y corregir faltas, ¿cómo será entonces para el equipo que su jefe tome esa actitud?