La Academia de la Vida

Hasta que no nos hacemos responsables de nuestra vida, estaremos estancados en el victimismo, donde solo existe el sufrimiento y la mediocridad

Adriana Méndez Snowden

Despierta Vallarta

Elegí este título, porque para mí, la vida es eso, una escuela que cada día tiene algo que enseñarnos, aunque no necesariamente aprendamos las lecciones a tiempo. Como dice el antiguo proverbio Zen “Cuando el alumno está preparado, aparece el maestro”.

Los últimos 2 años han sido cruciales en mi vida, ya que tuve que pasar por algunos ‘dolores de crecimiento’ mientras aprendía de esta academia llamada  VIDA.

Me di cuenta de que cada etapa o identidad de “curso” en mi vida tenía un propósito y me servía en esos momentos particulares, sin embargo, también aprendí que tenía que “graduarme” en algún momento y seguir avanzando.

Todos tenemos nuestros propios tiempos y ritmos, pues todos somos diferentes, una vez que lo entendí, me adentré en mi propio viaje de autodescubrimiento.

Hace un tiempo decidí graduarme de la identidad de “víctima”, ya que pensé que había aprendido todo lo que puedes aprender de vivir en ese curso, sobre todo si lo repites una y otra vez hasta llegar a la conclusión de que hasta que no nos hacemos responsables de nuestra vida, estaremos estancados en el victimismo, donde solo existe el sufrimiento y la mediocridad.

Luego pasé al grado de “guerrera / luchadora”, donde me eché el mundo en los hombros y podía hacerlo todo, superar cada lucha que se cruzó en mi camino (o al menos eso pensé) y ganar o al menos dar una buena batalla en cualquier enfrentamiento que la vida me ponía. Esta identidad me protegió en su momento, aunque tenía que hacerlo con frialdad y dureza para no vencerme, solo para darme cuenta de que no estaba realmente DESPIERTA, darme cuenta de lo agotada que estaba y aunque me mantuve “a salvo”, no estaba creciendo, no estaba progresando, sin importar lo buena que fuera en esa identidad.

Así que decidí graduarme y pasar de curso en donde aprendí a FLUIR, donde decidí que iba a abrazar, aceptar y agradecer todo lo que estaba sucediendo o no en mi vida y que si quería algo realmente difícil, haría el trabajo interno para alinear mis deseos con el Universo.

Aquí, en este “salón de clases” llamado “fuera de tu zona de confort”, aprendí a soltar, desapego, perdón, responsabilidad y a creer en mí misma y en mi gran resistencia.

La palabra conciencia está en mi vocabulario todos los días de mi vida. Ya que parece ser un grado largo para estudiar y soy nueva en la clase,  planeo quedarme aquí por un tiempo hasta que el Universo me muestre cuál es el siguiente curso.

Verás, así es la vida para mí, una academia que nos va mostrando el camino, a través de personas, experiencias, éxitos y fracasos, es la progresión y no la perfección lo que nos llena de gozo, vivir un día a la vez, donde disfrutamos el viaje, sin importar el destino.  Y tú, ¿cómo vas en la Academia de La Vida?