Enajenación vs Apasionamiento

Educación y parentalidad / Jesús Cabral Araiza

La mayoría de esos llamados aficionados, son personas muy vacías en sus propósitos de vida

“Para mí la poesía no ha sido un propósito, sino una pasión.” Edgar Allan Poe.

Educación y parentalidad Dr. Jesús Cabral Araiza

En un sentido hasta coloquial, podríamos decir que la enajenación es: la pérdida transitoria de la razón o los sentidos, especialmente a causa de un sentimiento intenso de miedo, enfado o dolor. En un sentido jurídico: La enajenación es la consecuencia jurídica de una obligación de dar, que es precisamente aquella que busca transferir el dominio o constituir un derecho real en su favor.

Para el presente escrito, pretendo amable lector, hacerlo reflexionar sobre un acontecimiento que no es poca cosa y que debiera llamar poderosamente la tención de las personas involucradas y de quienes somos espectadores y no pensamos que tenemos “vela en el entierro”.

Me refiero a los actos psicosociales que, desde mi punto de vista, han salido de toda proporción de urbanidad social, o en otras palabras, no abonan a una cultura de paz. Basta recordar desde la batalla campal entre aficionados de futbol del equipo de Querétaro y Atlas de Guadalajara, y no porque sean los únicos con “porras” o “Barras” violentas, es porque a la memoria social es el referente más cercano.

Pero en días pasados llamó poderosamente la atención de mí, el hecho de que, aficionados de otro equipo, “Cruz Azul”, asistieran al Club Deportivo, esperarán a los jugadores a la salida de su día de trabajo (entrenamiento) para increparlos, exigirles que se comprometieran a algo por el equipo y que no querían saber más de malos resultados, incluso a los vehículos de algunos jugadores les arrojaron huevos a sus carros. Ante este hecho me surgen algunas preguntas, que al igual que yo, espero podamos elucubrar un poco sobre las respuestas.

¿Esas personas, no tiene trabajo estable? ¿Esos aficionados pierden algo personal, sea material o psicológico si el equipo al que le van, pierde? ¿Dichos aficionados practican algún deporte de manera regular que mantenga una salud integral física y mental y por ello exigen a los jugadores ganar siempre? ¿Con qué autoridad moral o legal personas que no conocen a otras, les exigen rendimiento deportivo? ¿Existe algo importante para el aficionado regular –de vida o muerte– si el equipo al que apoya pierde o gana?

Lamento reflexionar que muchas de estas preguntas ya conocemos las respuestas, y van encaminadas a entender que la mayoría de esos llamados aficionados, son personas muy vacías en sus propósitos de vida, no viven para sí mismos una realidad por sí mismos, piensan que la felicidad o realización de algo importante en sus vidas dependerá si su equipo gana un torneo o más aún, si queda campeón, aunque este aficionado no corra o haga algún ejercicio regular más allá de su necesidad de ir al baño.

Y cuando pienso en que esos pequeños niños que admiran y tratan de complacer a sus padres en sus ejemplos de vida, no puedo más que lamentar y esperar recapaciten y busquen mejores maneras para tener una vida plena e integral. Apasionarse de la vida para sentir que algo se hace por uno mismo y para otros, pero no perjudicarlos y exigirles sin autoridad alguna y peor aún sin sentido productivo.

Por algo la pasión la podemos pensar como: Un sentimiento vehemente, capaz de dominar la voluntad y perturbar la razón, como el amor, el odio, los celos o la ira intensos sin dañar a nadie.