El dilema del fundador de la empresa familiar

Empresa Familiar / Por C.P.C. y M.I. José Mario Rizo Rivas

Algunos pocos fundadores entendieron que ceder el control (o poder) de la administración con un adecuada transición, no fue dar un paso al lado sino más bien uno al frente

“La tierra no nos fue heredada por nuestros padres, nos fue prestada por nuestros hijos”. Luis de Argote y Góngora

Al momento de comenzar decide tres cosas: las reglas del juego, lo que te juegas y el momento de abandonar. Son las decisiones que, según este viejo proverbio chino, debería tener claras cualquier persona que inicia una nueva aventura como lo es la del retiro del fundador de su empresa familiar.

La pasión que transmite el fundador en su entorno por aquello que ha creado con talento y esfuerzo es difícil de replicar. Es por esto que, cuando llega la hora de dar un paso al costado, es decir, en muchos casos dejar de ser el director general, fundador y líder de la empresa, no es una decisión para nada fácil. Los dueños que han visto su empresa crecer y desarrollarse, pasan mucho tiempo pensando y preguntándose si sus habilidades son las adecuadas para poder llevar a la empresa a una nueva etapa de crecimiento.

En la realidad los fundadores no se van tan fácilmente. Cuando se les hace la pregunta, sobre la probabilidad que su negocio sea exitoso con su dirección y liderazgo, el resultado se acerca a un 80%. Mientras que cuando se pregunta si el negocio  va a seguir siendo exitoso cuando ellos se retiren, la probabilidad cae al 50%. El exceso de confianza en ellos mismos es evidente y la falta de confianza en sus hijos tambien.

Es por esto que no es de extrañar  que  se resistan a dejar la dirección general de sus empresas. Las habilidades y liderazgo que requiere una empresa para comenzar y abrirse camino parecen ser diferentes de aquellas requeridas cuando la empresa entra en una nueva fase de desarrollo. Y son los nuevos accionistas familiares del fundador, en general, los que terminan evaluando las habilidades que en muchos de los casos concluyen que sólo una fracción de ellos cuentan con las habilidades y experiencia para asegurar el crecimiento de la empresa familiar en esta nueva etapa.

No está escrito cuándo es el mejor momento que los fundadores deben dar un paso al costado en la administración. Pero pareciera que en las empresas familiares que se proyectaron en el tiempo y fueron exitosos en su nueva etapa de desarrollo, algunos pocos fundadores entendieron que ceder el control (o poder) de la administración con un adecuada transición, no fue dar un paso al lado sino más bien uno al frente, que permitió pavimentar el camino al éxito para un adecuado desarrollo de su negocio en el tiempo, cediendo la estafeta en manos de nuevas y más preparadas generaciones.

“No somos disparados a la existencia como una bala de fusil cuya trayectoria está absolutamente determinada. Es falso decir que lo que nos determina son las circunstancias. Al contrario, las circunstancias son el dilema ante el cual tenemos que decidirnos. Pero el que decide es nuestro carácter”  José Ortega y Gasset