Carmen Cortés Lugo de Moret, 106 años de plenitud

Miguel Ángel Ocaña Reyes

Carmen Cortés Lugo de Moret, falleció de manera natural
  • Nació en 1916, y fue testigo del desarrollo y crecimiento de Puerto Vallarta

En paz y llena del cariño de su familia, falleció la señora Carmen Cortés Lugo de Moret, quien llegó a los 106 años de vida, periodo durante el cual fue testigo fiel del crecimiento y desarrollo de Puerto Vallarta.

A continuación una entrevista que le realicé en su centenario de vida.

Nacida en Puerto de las Peñas de Santa María de Guadalupe en 1916, la señora Carmen Cortés, hija de José Cortés Robles de San Sebastián del Oeste, y Carmen Lugo Guerrero, de Talpa, tuvo 9 hermanos, Mercedes, Luz, Josefina, Joaquín, Marina, Anastasia, Jorge, Ignacio y Guillermina.

Se casó en 1944 con el señor Carlos Moret Rodríguez de quien enviudó en 1964, cuyo padre fue el tercer Presidente municipal de Las Peñas, con su esposo procreó un hijo, Carlos Moret Cortés, tiene 3 nietos y cuatro bisnietos de quienes se siente profundamente orgullosa.

¿Cómo era el Puerto Vallarta de su infancia?

Era un ranchito con poquitas casas, yo nací en el centro, en la calle Hidalgo 418, el centro llegaba como a una cuadra antes del hotel Rosita y del otro lado hasta el Cuale.

¿Cómo vio el desarrollo de Las Peñas?

Ya cuando tenía como siete años, en el año 1923, en el río Cuale se iban las lavanderas a lavar su ropa, no había luz, nos alumbrábamos con cachimbas de bote con petróleo y la mecha, con velas, no había refrigerador, manteníamos las cosas como se podía, hirviendo la comida que quedaba, toda era comida del día.

Había un señor que metía verduras y legumbre que traía de Guadalajara, pero rentaba un avioncito y lo llevaba, le decían Don Pancho el Porta, y por él comíamos duraznos, peras, manzanas, y todas esas cosas que traía de otra parte.

¿Dónde aterrizaba la avioneta?

Había veces que al lado de la Playa Los Muertos…

¿Así llegaba la gente a Vallarta?

No, llegaba la gente a caballo, venía de otras partes, de Ixtapa, de otros lugares cercanos a Vallarta.

¿De dónde venía el turismo en aquel entonces?

El turismo entraba por Ameca desde Guadalajara, también venían de  Mascota y de Talpa, de la Hierbabuena, venía mucha gente de aquellas partes a bañarse.

¿Cuáles eran las familias más importantes de esa época?

Había muchas familias importantes que yo comencé a conocer, a los Baumgarten, a los Carranza, al doctor Guzmán y su familia, al doctor Gustavo González, Carmelita Zamora, los Güereña, Don Modesto y Don Antonio Güereña…

¿Cómo recuerda la parroquia de Guadalupe?

La iglesia era una como casa, porque cuando yo hice mi primera comunión a los 8 años, no había ni gradas ni nada, ya se había iniciado la iglesia, ya estaba el padre Parra, pero quien estaba a cargo era Francisco Ayala, lo recuerdo bien.

¿Siempre ha sido el mismo fervor a la Virgen de Guadalupe?

¡Uy sí!, mucho, siempre, desde niña se veía el cariño a la gente, porque mis padres fueron católicos desde que nacieron hasta que fallecieron.

¿A qué se dedicaron sus padres?

Mi papá fue carpintero y vendía madera a los ranchos en Yelapa, Quimixto, Tehuamixtle, iba y vendía madera.

¿Qué hacía tradicionalmente el vallartense de su infancia?

Yo veía que se iban a unas ramadas, una era de Clodo Palacios, la otra ya no me acuerdo, pero la gente se iba a cambiar en unas casitas que tenían para cambiarse y meterse a bañar ahí en Las Pilitas…

¿En qué jugaban los niños de su época?

A las canicas, brincar la soga, puros juegos sencillos, también por la calle Allende nos quedaba cerca y nos echábamos en tablas untadas de jabón, las calles estuvieron todo el tiempo empedradas, muy bonito, y el malecón era tan angostito, era de menos de un metro de ancho, y por ahí pasábamos al lado de las canoas, llegaban los barcos que tenían comestibles, el barco Navojoa que venía de Manzanillo o de Mazatlán, llevando comestibles y sacando mercancía, coquito de aceite, José Baumgarten Escudero exportaba el coquito de aceite y lo sacaban en cantidades grandes, cuando ya se completaba un barco se sacaba la mercancía.

¿Recuerda cómo era la pesca?

La gente iba a pescar a la orilla de Los Muertos, en toda esa parte se ponían a pescar, no se iban más lejos porque había mucho pescado, entonces había mucha tortuga, pero ya luego comenzaron a prohibir que las mataran.

¿Qué actividad era la más preponderante?

Estaba el comercio, el comercio de Manuel Gutiérrez, el comercio de los Baumgarten, de Estefana Santana, ahí a un lado de la plaza…

¿Recuerda las primeras fondas, cenadurías o restaurantes?

Bueno, había cenadurías, a unas les decían “las polleras”, porque en la plaza alrededor ponían sus fritangas, así les decían, vendían gorditas, pollo dorado, tostadas, enchiladas, tamales, de eso me acuerdo bien… recuerdo a una persona que le decían Natalia, a otra que le decían la Rorra y a Luisa Castellón, ellas empezaron con las cenadurías.

¿A qué se dedicaba su esposo?

Mi esposo puso una imprenta y una papelería, en puro enfrente de la escuela 20 de Noviembre, ahí en la parte de arriba vivíamos y en abajo estaba el negocio, ahí duramos hasta 1964 porque falleció mi esposo y de ahí me regresé a donde estaban mis padres, por eso duré nada más 20 años en esa casa.

¿Cuáles son los eventos más importantes que recuerda de Vallarta?

Pues cuando lo hicieron municipio y dejó de ser Las Peñas, no recuerdo exactamente la fecha…

Cuando yo tenía mi negocio, fue cuando hicieron la película de la Noche de la Iguana, entonces vino Liz Taylor, pero no era la artista, su pareja era Richard Burton, y un día llegó a la papelería de compras, porque ahí teníamos de todo, y la invitaron para ser madrina de unos niños de una escuela, y pidió esto, eso, aquello, no preguntó los precios, y la persona que iba con ella, su secretario me pagó, así conocí a Elizabeth… Ella llegó cuando se hizo la Noche de la Iguana, en ese entonces yo tenía sirvientas, dependientas abajo y donde yo vivía tres sirvientas, entonces una de ellas me dijo, “Doña Carmen, fíjese que me fueron a contratar para hacerle la comida a Elizabeth Taylor”, porque cocinaba muy bien, “no sé qué hacer”, le dije, por qué no te decides, y respondió que porque estaba trabajando, así que le comenté que ellos le iban a pagar en dólar y yo en moneda nacional, así mejoraría su condición económica, pero ella se preocupaba y me decía “qué hago después”, le dije, no creo que te lleven, tú te vienes otra vez a tu trabajo, y así fue, y así fue como conocí a Elizabeth Taylor.

¿Qué ha sido lo mejor que le ha pasado en estos cien años?

Lo más bonito ha sido, tener a mis nietos, a mis bisnietos, a mi hijo, a mi hermana, a mi familia, y luego tantas personas que me han hecho la vida tan bonita, yo tuve un grupito de personas que siempre andábamos con un sacerdote, el Padre Tony Clark, las que siempre andábamos juntas éramos Rosa Guereña de Baumgarten, Mercedes Baumgarten de Guillén, Sara Díaz de Nuño, Amparo Villanueva, Carmen Ruelas, Otilia Martínez, puras de mi edad, total que de todo ese grupo nada más quedamos Doña Otilia y yo, las recuerdo mucho porque andábamos siempre juntas, diario desayunábamos en diferentes partes, en Las Palomas nos gustaba mucho.

¿Qué es lo que más le ha gustado de Vallarta?

Las peregrinaciones tan hermosas que se hacían, de todo el ranchito, era tan bonito, lo festejaban mucho…

¿Qué estudios tiene?

En Vallarta nada más había en ese entonces hasta sexto año, y yo hice hasta la secundaria pero en Guadalajara, a eso fui y después me regresé y mi hijo hizo en Vallarta sus primeros estudios y luego ya se fue a Guadalajara a estudiar la licenciatura.

¿Cómo se siente a los cien años?

Muy contenta, ahorita los tengo a todos aquí…