Biblioteca Sin Libros

Ilustración de Sio, laura.tcm@hotmail.com

Por: Cristina Gutiérrez Mar                                                               

En la madrugada, cuando de pronto aparecen tantas ideas y visiones maravillosas que compartir, es tal vez cuando más me desespera no tenerte a un lado.  Es cuando acumulo una reserva más de pensamientos que debo, que urge mostrarte, para escuchar qué piensas.  Y así esa bodega de pensamientos crece como una enorme biblioteca que será imposible leer en esta vida.

 

Te fuiste un día sin avisar, así de la nada.  Desapareciste de este plano terrenal luminoso y oscuro. Partiste sin dejar una nota, un poema o un simple post it. No tuve el tiempo de abrazarte y agradecerte todo lo que has sido para mí. Simplemente te esfumaste en la penumbra de la noche como una sombra hecha fantasma. Dejaste tu cuerpo inerte.  ¡Egoísta! No quisiste compartir tu muerte conmigo.  No me permitiste estar a tu lado para darte mínimo la mano, y acompañarte en la metamorfosis subyacente.  Te odio y te extraño, te vuelvo a odiar, y te amo siempre. 

Aún no sé si sea yo la egoísta, tal vez, no lo sé. Egoísta porque necesito de tu alimento, de todo lo que me das: tus versos, tus pensamientos, tu cuerpo, tu mente, tu universo, tu olor, tus manos, tus labios, tu cabello enredado, tus ganas y mis ganas.  Esencia tuya que siempre me volvió loca, haciéndome volar en nubes tapizadas de tulipanes.  Perfume de tu mirada, hipnosis donde me perdía en mundos alternos llenos de estrellas y lunas psíquicas. Tus brazos, lugar favorito para calmar mi cabeza alocada y nutrirme de tu alma. Tu palabra, aquella que me hacía viajar a otros firmamentos, a otros tiempos y al mismo cielo.

Seguro estás en un lugar mejor que este paraíso creado para nuestra libertad.  Libertad que quema y se cauteriza en un vaivén de tiempo. Tiempo que vuela sin alas, incoloro y frágil. Fragilidad la mía por tu ausencia  y tu calor. Calor que ni el mismo sol me puede ofrecer porque mi corazón está helado, paralizado e inerte.  Inerte, quieta y sin vida; así voy de la mano de la soledad, y sin una pizca de olfato en el amor. Amor, pieza que nutría mi sangre, mi espíritu y mi cuerpo.  Cuerpo que sin el tuyo no existe;  respira, pero no tiene vida.  Vida: es en la que estoy ahora…

 

Ahora, ayer, el mañana.

Presente, pasado futuro.

Nacemos, vivimos y morimos.

 

Se nos dio un regalo maravilloso que es la vida: nuestro primer llamado divino.  Amar y sufrir son parte de la vida: disfrutar cada una es donde todo se complica.  

 

Cucus

“La pena es pura y sagrada, y hasta en la muerte puede haber belleza si sabemos vivirla.” –ROSA MONTERO, La ridícula idea de no volver a verte.

cucus.cgm@gmail.com