Ambiente político

Letras Sahumerias / M en E Marisú Ramírez

“Soy una empleada de gobierno”, fuertes palabras de Angela Merkel, las cuales deberían ser tatuadas en la mayoría de los políticos de México

En Puerto Vallarta se escribe una nueva historia, de esas que se crean a cada instante desde diversos ámbitos, fragmentando paradigmas.

En general en México estamos a años luz de tener una cultura política aceptable. En charla con un buen amigo, el cual, literal no comulga con el mandato del actual presidente de nuestro país, le comenté que el problema no son los gobernantes en sí –no los justifico; con frecuencia sus desaciertos son… indefendibles- sino nuestra idiosincrasia como ciudadanos.

En lo personal no confío en las ideologías de los partidos políticos, para mi gusto son sólo filosofías creadas para llenar un requisito. Creo más en la energía del ser humano, no importa si es hombre, mujer -o ambos- en su capacidad para generar confianza y trabajar en equipo. En concreto, sin individualismos, ni imposiciones.

Nadie puede gobernar un país, estado o municipio en solitario. Es injusto juzgar a una sola persona por las acciones de 125,9 millones de habitantes (México), 8,348 millones (Jalisco), 304 mil 141 (Puerto Vallarta).

Somos mexicanos, somos ingobernables –no todos-, nos gusta hacer lo que nos da la gana y no queremos que nadie nos diga que estamos haciendo lo incorrecto. Es increíble que se tenga que obligar a cumplir con una cuota de equidad de género en las candidaturas cuando en otros países se ha demostrado el excelente papel que están haciendo las mujeres a la hora de gobernar.

El ejemplo más tangible es “La Dama del Mundo” Angela Merkel, quien fue descrita como el equivalente a seis millones de hombres. Ella dirigió a 80 millones de alemanes durante 16 años con competencia, habilidad, dedicación y sinceridad; la cual hace apenas unos días terminó su mandato y fue despedida entre aplausos. Pero ¿En qué consistió su éxito? Al respecto, el sociólogo Ulrich Beck, aseveró que el estilo de gobernar de Merkel era el “menos conflictivo” lo que la ayudó a conservar la posición de máxima líder de Europa.

En rueda de prensa, una periodista le preguntó a Merkel: Notamos que su traje se repite, ¿no tiene otro? A lo cual ella respondió: soy una “empleada del gobierno” y no una modelo. En otra rueda de prensa le preguntaron: ¿Tiene empleadas domésticas que limpian su casa, preparan su comida, etcétera? Su respuesta fue: No, no tengo trabajadoras y no las necesito. Mi esposo y yo hacemos este trabajo en casa todos los días.

“Soy una empleada de gobierno”, fuertes palabras de Angela Merkel, las cuales deberían ser tatuadas en la mayoría de los políticos de México, quienes al llegar al poder se sienten de todo, menos servidores públicos, mucho menos tienen la imprescindible cualidad de un gobernante: vocación de servicio.

Así las cosas, independientemente de nuestra cultura política, sinceramente me congratula que el partido en el poder, designara a una mujer como su candidata a la presidencia municipal de Puerto Vallarta.

Sin duda, un gran avance en el tema de paridad y equidad de género, ya que es la primera vez que se aprueban acuerdos que buscan una democracia más justa, equitativa e incluyente, al grado de ser plasmadas por el Poder Legislativo en nuestra Constitución Política, que hoy mandata una paridad en “todos” los niveles de gobierno.

Sin embargo, los analistas políticos mencionan que entre 2015 y 2020, en todas las elecciones celebradas en México sólo el 18% de las candidaturas fueron para mujeres, y únicamente tres fueron electas, lo que advierte una gran brecha de desigualdad.

Ser mujer y ser político en México es doblemente difícil, es un país donde prevalece el rechazo al ejercicio efectivo de los derechos políticos de las mujeres, ojalá que esta condición se vaya minimizando, la brecha es grande, el camino lento y bastante accidentado, pero lo importante es que ¡Ya hay camino! masryram@msn.com